Por Pilar Suescún-Monroy
Conocido como J.N. Gómez, este fotógrafo nacido en Ocaña, Santander en 1885, es uno de los más importantes exponentes del oficio durante la primera mitad del siglo XX en nuestro país.
Fue el fotógrafo que mejor plasmó su época en fotografías, sus imágenes han sido descritas desde la singularidad de su acabado “nebuloso”, como en la nota con motivo de la muerte del fotógrafo en 1939 donde Hernando Téllez decía
“Llevó a la fotografía ese esfumado vagaroso, esa media-agua, esa transición entre la luz y la imagen…”.
J.N. Gómez. Funerales de Marco Fidel Suárez, 1927. En Taller La Huella. (1983). Crónica de la fotografía en Colombia (C. Valencia (ed.)). página 83.
Inició su labor de fotógrafo entre 1915 y 1917 y fue propietario del más importante estudio fotográfico de Bogotá. Sus retratos dan cuenta de su particular sensibilidad, son imágenes a través de los cuales se puede reconocer el perfeccionamiento de las modas del pasado. Solía retratar primeras comuniones, matrimonios, así como eventos sociales, políticos y deportivos.
Del garaje al Museo: Valor y cuidado para el archivo fotográfico
Para principio de los ochenta, los investigadores del taller La huella localizaban el archivo de J.N. Gómez en un garaje del barrio las ferias de Bogotá, se trataba de más de 50 mil negativos de vidrio de 4 x 5 pulgadas que incluían imágenes de personalidades de la ápoca como Carlos E. Restrepo, Jorge Eliecer Gaitán, Marco Fidel Suárez y acontecimientos como las procesiones marianas y la llegada de la virgen de Chiquinquirá, solo por dar algunos ejemplos.
En 1988 en una nota del periódico El Tiempo se señala que el acervo de J.N. Gómez había pasado a las manos del fotógrafo Mauricio Mendoza, gracias a quién en ese mismo año se expusieron alrededor de 30 mil placas de vidrio y película en el Museo del Chicó.
Actualmente el archivo es de propiedad del Museo de Arte Moderno de Bogotá y es inventariado por el Laboratorio de Artes y Patrimonio de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes, dando así la importancia, cuidado y dedicación que merece este registro de la memoria nacional.
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